miércoles, 28 de noviembre de 2007

Ya ni es olvido

El susurrar de la inocencia,
el aroma a rubor
sonrie mi princesa
me desterraste con rencor.

El pecado de amarte
me tiene ahora en la desidia.
Por culpa del noveno
perdi tu amor.

Ya ni sé,te amo

Una ilusión, vagaba ella en la soledad
convirtióse en un ser alado y...navegó
por el mar y su inmensidad,
dejó los remos y se lanzó a volar.

No encontraba tierra firme
sólo veía inmensidad
agua solo agua le hacía
comprender su soledad.

Soledad que entre olas
golpeaba los muelles sin sesar,
más,el ninguneo de la sirena y
los celos de poseidón y su mar.

Los truenos, tempestad, inpedían
a la sirena, al ser alado, amar.
Tristeza, dolor le hicieron desistir
de seguir volando, alejose del mar y su sirena,
olvidando lo que es amar.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Disparejo

Piel dulce, ojos saltones, sonrisa de cielo.
Un abrazo, un anhelo.
Voz aguda, débil, pero confortante.
Mi cabeza, mi corazón, mi cuerpo, ella es lo más importante.

Una uña, sangre, un ojo, mi ángel.
Dos tropiezos, misma piedra.
Dolor tristeza, una mierda.
Tu amor, tus senos, tu flor jamás me falten.

Unos labios, unos abrazos, ajenos, de un tercero.
Lluvia adentro. no traes paraguas.
Corazón mojado, tu amor en las aguas.
Un corazón, una cabeza, unos pies, cosas de viajero.

El sur de un mal norte,
siguiendo al Sol, zapatos viejos.
Tú, sol de antaño, corte.
Mi equipaje: tu foto, tus besos.

miércoles, 4 de julio de 2007

A veces SOLEDAD

A veces me encantas, contigo puedo quedarmetranquilo,
sin pensar en que el tiempo sigue su curso.
Estoy sentado tomándome un café, sí. Siento
frío ya. Tú delante de mí.
Desde mi lugar puedo ver como ese poder tuyo se expande dentro de mi habitación.
Te veo, te siento, me satisface tenerte junto a mi.

A veces me siento tan frío como tú; y es que, puedo ser,
también, el hombre más frío de este mundo.
Que cuando ella toque mi mano,yo, ya no no tiemble de nervios,
que cuando ella me mire a los ojos,yo, ya no rehuya a su mirada; que cuando la vea pasar,yo, ya no no gire para verla.

Sentirme tranquilo con tu compañia me demuestra que no necesito nada más que a tí.

A veces me siento tan mal cuando contigo estoy. Cuando llegas a mi, ya no quiero salir,quiero quedarme junto a tí a pesar del frío que transmites.
A veces ,cuando estoy contigo, también quiero escapar, necesito de cariño, ese cariño que tu no puedes dar, pero que has logrado dominar.
A veces siento que puedo dominarlo también.Ya no necesito de sentimientos cuando tú estás.

A veces me pregunto si ese "poder" tuyo, sobre mí, es tan fuerte.
No sé si he cambiado por tí el cariño de mi madre, de mi familia de mis amigos y el de la mujer por la que aún creo suspirar.
Lo único que sé es que quiero verte más a menudo por mi habitación.

Hoy te espero sentado, cuánto deseo que vengas pronto para que me llenes de toda tu frialdad, quiero descansar y
morir siendo el hombre más frío junto a tí.
A veces sólo deseo estar a solas contigo.
Sentrame junto a tí dentro de mis tinieblas y fantasmas que de niño vuelvo a recordar.
Gracias, nada más quiero ahora, que te quedes junto a mí. Te deseo SOLEDAD.

viernes, 29 de junio de 2007

Ya no estas allí

Estaba sentado en el comedor.¿Mis amigos? No sé dónde estaban. Engullí, crují y mastiqué. Mis ojos, clavados en un punto fijo; mi mente, no lo sé. Seguía divagando, no tenía nada en qué pensar, sólo yo y la necesidad de alimentarme. Volví en mí cuando mecieron la mesa. Regresé del limbo mental en el que me encontraba. Miré el reloj y el tiempo era corto, tenía que ir a clases. Avisté en toda dirección para serciorarme cuantas personas quedaban aun en el comedor. A un extremo, un grupo de chicas hablando seguramente de vanidades; al otro, unos tipos jugando con la comida y, un poco más cerca, una chica sola. Entonecs seguí comiendo, pero volví a levantar la cabeza. La chica estaba sola, comía, tenía el cabello tapándole el rostro, usaba lentes, y al parecer, se sentía triste.
Cogí mi bandeja y me acerqué a ella.

-¿Puedo sentarme?-pregunté. Alzó la mirada, se arregló los cabellos que tapaban su rostro y noté lo hermosa que se veía.
-Si tú quieres-respondió.
-¿Te sientes bien? Te noto un poco triste-dije.
-Estoy renegando y no molestes más-contestó, con un tono de voz más elevado.

Sabía en ese momento que mis preguntas no tendrían lugar en ese momento. Cogí la jarra que estaba en medio de la mesa y mientras la levantaba se resbaló de mi mano, callendo sobre la mesa.
Salpiqué mi casaca, me levanté y me fijé en ella, tenía el guardapolvo -el que toda chica llevaba en el colegio-empapado y manchado. En ese instante pensé que me gritaría y me mandaría al carajo. Grande fue mi sorpresa al verla sonreir y,mientras se limpiaba con la servilleta, empezó a reir; luego a carcajear, instintivamente también lo hice sin saber por qué.

-Eres un tonto-dijo, nientras reía.
-Sí, ya lo sé, pero voy mejorando-dije.
-Jajaja...¿Cómo te llamas?-preguntó.
-Rodrigo, ¿y..tú?-repliqué.
-Ely-contestó.

Empezamos a conversar, a reír y a jugar como dos niños. El timbre del llamado a clases había sonado; y nosotros, seguimos conversando. Ya se había hecho tarde y la acompañé a su casa. (...) llegamos a su portico y nos besmos.
-¿Quieres ser mi enamorada?-pregunté.
-Sí-dijo, mientras sus ojos brillabanm mientras me regalaba una sonrisa y mientras me demostraba ser lo contrario a esa chica sola y con el cabello sobre el rostro.
(...)Ese día, y ahora recuerdo, la pasé bien. Considero que ese día recibí el regalo divino en mis manos, pero heché a un costado.¿Qué pasó luego? No volví a encontrarme con ella, ella me buscó y yo,idiota, jamás estuve allí. Preguntó por mí -eso dijeron personas cercanas a ella-, me buscó y yo, idiota, no estuve allí. Hace unos meses y después de dos años la volví a ver, y cuando yo quise amarla, ella, no estuvo allí.

jueves, 28 de junio de 2007

El lunar de mi corazón

Era una noche más en Buenos Aires, el frío de invierno calaban mis huesos, la bufanda dejaba pasar el váho de mi boca y se perdía con el viento helado; las calles estaban congestionadas, la lluvia se acercaba y la gente andaba con premura para poder resguardarse del aniego. Salí a la avenida Santa Fé, me paré a un lado de la acera y llamé un taxi. Todos los taxis pasaban llenos, y es que, la gente estaba con prisa de llegar a casa antes de la lluvia- aparte por supuesto de que era hora punta- y todos salían de trabajar.Caminé un poco más y conseguí que se aproximara uno, procedí a correr para alcanzarlo y al llegar me topé con ella. Llevaba el cabello hasta los hombros, tenía la piel tan blanca que resaltaban sobre el sacón negro, unos labios rojos -que por cierto no llevaban maquillaje-, y al lado de esos labios lo que más logró llamar mi atención: un. lunar. Tenía la boca abierta de la impresión y resolví en cederle el taxi. Ella me miró, sus ojos decían: "Hola, pero me tengo que ir". Gracias-dijo. y subió al taxi, me quedé parado viéndola partir, ella volteó y miraba por la ventana trasera y la lluvia empezaba a caer. Corrí hasta la cornisa más cercana y me resguardé.(..)Abrí la puerta y entré; rápidamente me cambié, preparé un café y empecé a pensar en ella. Había logrado trasladarme de los quehaceres del trabajo a pensar en la sombra oscura que había dejado ella y su lunar. Al dia siguiente decidí encontrarme con ella con premeditación, fui al paradero y a la hora exacta que topé con ella. Esperé parado y seguí esperando y seguí. No apareció. Con las emociones deshechas caminé hacia mi departamento, esquivaba calles, autos, personas y mi mente esquivaba todo sólo por tenerla a ella llenar mis pensamientos. (...)caminaba por la avenida Marcelo T Alvear, la noche se hacía fría, la niebla cubría completamente el parque. Empecé a cruzar el parque como si fuera una espada que cortaba el manto de neblina en ella, apenas podía ver más allá de mi nariz y alguien lloraba. ¿Alguien lloraba? me acerqué guiado por el sonido del llanto -aunque ahora pienso que fui guiado por el olor a belleza-, estaba ella, la misma mujer de aquella noche, la misma del taxi, la misma piel blanca, la misma del lunar cautivante.
-¿Por qué lloras?-dije.
-Vete no te interesa-contestó.
-Tal vez puedo ayudarte en algo-insistí.
-No puedes y déjame en paz-respondió furiosamente.
Sabía que si seguía preguntando se pondría peor y atiné a abrazarla con tanta que fuerza que a un inicio se resistió, pero luego fue quedandose tan tranquila como una niña en el regazo de su madre. Se calmó en mis brazos, se durmió en ellos y yo junto a ella el la banqueta de aquél parque. Ese día y hasta ahora puedo asegurar que ese día no solo fue el lunar que me cautivó sino que ella misma seconvitió en un lunar dentro de mi corazón.

Aún sigo lloviendo

Había estado toda la semana meditando en cómo decirlo, apenas tenía preparado un discurso que mas tarde olvidaría ridiculamente frente a ti. José Zorrilla sabía todo. El amigo que en acumuladas situaciones hacía de celestino, alcahuete, o haciéndome simplemente el "bajo" -aunque él sabía que yo no quería que lo hiciera, pues, si algún día llegabas a enamorarte de mí,quería que sea por mérito propio-. Salimos de clases y fuimos a caminar junto con los demás amigos del salón.
Ya de regreso estabamos solo José y yo, caminabamos por las rieles del tren- rieles de un tren que ya no pasaba a menudo por la ciudad y que pasaban a 100 metros del colegio al que asistía- mientras me aconsejaba en cómo decirle a Brenda todo lo que sentía. Brenda es una chica de pequeña estatura, cabello ensortijado y de un color castaño claro, ojos saltones y vavaces, y que poseía una sonrisa que podía dejarme idiota por toda una seman si lo hacía para mí. Su casa queda a unos cuantos metros del colegio y, después de haber pasado tiempo caminando por las rieles del tren y pensando el discurso que daría para que accdiera ser mi enamorada,llegamos al portico de su casa. José se despidió rapidamente, el reloj marcaban las 7 de la noche, y yo parado bajo el lumbral del farol de su casa. Resolví tocar el timbre, la lluvia empezaba a caer y el frío se hacía cada vez más intenso. Saliste a abrir la puerta, tus ojos me miraron y los sentía brillosos, con una laegría que no había conocido en tí. Pasamos rápidamente, nos senatmos y preguntaste:
-Y...¿Qué haces tan tarde por acá?
-mmm..no sé..quería verte un momento-dije.
Todo el discurso ensayado no lo recordaba, me parecía tan irónico que como en las películas estuviera olvidando frases y que solo balbuceara interjecciones sin sentido en las oracciones.
¿Te sientes bien?-dijiste.
Contigo siempre me siento bien-dije.
Te sonrojaste, me miraste y timidamente bajaste la mirada al suelo demostrando timidez. Fue entonces que empecé a soltar un nuevo discurso, esta vez no lo había preparado en casa, ni mucho menos José lo había escrito para mí, este discurso salía de mi boca con el aroma de amor, las palabras podía imaginarlas mientras te veía a mi lado. Tus ojos miraban al techo mientras escuchabas lo que decía.

Con Brenda habíamos congeniado bien desde que llego por primera vez al salón de clase. Todos los días salía a conversar con ella mientras la acompañaba a su casa. En el salón sólo nos molestabamos, confundiendo un "tonto" con un "te quiero". Ya habíamos quedado en ser los mejores amigos para siempre, pero sabía esa tarde que podía intentar que mi amiga sea la persona que iluminara mis dias hasta que se apaguen eternamente.

Entonces seguía hablando tus lagrimas rodaban por tu mejilla y caín lentamente al suelo, no entendía en un primer instante, luego comprendí que esas lágrimas eran de impotencia.
-¿Por qué lloras? -dije.
- Por que soy una tonta, o eso creo. Pensé que sólo me mirabas como amiga y que nunca que me dirías nada, me gustaste, pero nunca dijiste nada. Ahora, tengo enamorado.

Corté la primera frase que empezaba a decir, el frío de a fuera parecía haberse metido dentro de mí, sentí el clásico nudo en la garganta, enmudecí. Recuerdo;ahora, y mientras escribo, que sólo atiné a abrazarla . Salí de su casa y corrí sin rumbo mientras la lluvia me empapaba por completo, mis zapatos salpicaban los charcos de la calle y llegué hasta la rieles del tren me senté y yo también empecé a llover.

domingo, 3 de junio de 2007

y satisfacción

Había regresado con la esperanza de encontrarte como cuando me fui.Ansiaba tanto volver a verte.Mi corazón latía cada vez más fuerte mientras que por la ventana del bus veía ya la ciudad.Tras el vidrio solo podía ver tu rostro.Mi mente vagaba,viajaba en ti.Desperté al oir a la terramoza decir que había llegado por fin.Aviste por la ventana y ciertamente podía ver el terrapuerto,baje del bus y sentí ese frio seco subir por mi nariz.Me sentía tan a gusto de haber vuelto.Caminé hasta la entrada principal con el morral en la espalda,encendí un cigarro mientras caminaba sobre la acera mojada,la lluvia había sido fuerte.Por las calles corrían pequeños riachuelos,el cielo aún seguía nublado y los autos pasaban junto a mi.Seguí caminando mientras recordaba aquellos dias en que este camino fue mi rutina,aquella rutina que hizo terminar nuestra relación mas no nuestra pasión.Con tres cigaros encima llegué al portico de tu casa,el corazón ya no lo sentía,había un vacio en mi,el frio de la ciudad era menor al que yo sentía,la presión ya ni la tenía,las ideas del cómo saludarte se aglomeraban en mi cabeza,hasta que involuntariamente toque el timbre.Mi mente se nubló,esperaba a que la puerta se abriera y salieras.Saqué un cigarro y prendí el encendedor y mientras encendía el pucho te ví.Tus ojos saltones otra vez me miraban,esos labios que parecían dibujado sonreían,corriste hacia mi y nos abrazamos tan fuerte que en ese momento sentí que en verdad ame una vez.Me llevaste de la mano hacia adentro,nada había cambiado desde que me fui:las escaleras laterales en construción,la cochera,la casa del perro.Subimos hasta la sala-su casa es de las que tienen un escalera lateral en forma caracol para subir a la planta superior-en dónde todo parecía haberse detenido en el tiempo,las cosas permanecían tal y como cuando deje de visitarte,los muebles,el estante y nuestro sillón favorito.Aquel sillón que nos sirvió de cama improvisada en esas noches de lluvias como la de ese día,en momentos en que tanto tu como yo no pensabamos nada más en ser solo uno.Me saqué el abrigo que traía y mientras me sentaba dijiste: -¿Deseas un café?-apagando la colilla de cigarro lo acepté.Te ves mucho más linda que cuando me fui-dije-y noté ese instante que te sonrojabas y temblaban tus manos al traer la taza de café.Entre la conversación del cómo fue el tiempo de mi ausencia y mi café se había consumido el tiempo.Noté que mi reloj marcaba ya casi la medianoche.Me levanté del sillón y te agradecí por el café.Recogí mi abrigo y me despedí con un beso en la mejillay fue ahí donde todo volvió a ocurrir.No pensé que después de todo el tiempo fuera y del rompimiento de la relación pudiera ocurrir de nuevo.Quiero volver a sentirte,quiero tenerte en mí-dijiste- Fue tan impactante tu comentario que me quedé helado por segundos,segundos en los que acercaste tus labios y me besaste,heché mi abrigo a un lado y volvimos a caer al mismo sillón.Mis dos manos,tus colinas,tu cintura fueron esa noche otra vez uno.